jueves, 7 de marzo de 2019

JUAN CARLOS ORTEGA: UN GENIO DEL HUMOR NACIDO PARA LA RADIO


En Consumidor de Cultura hemos pensado que ya era hora de reivindicar a la vez que homenajear la figura de Juan Carlos Ortega, un humorista que no nos arrugamos en nombrarle ya de primeras como un verdadero genio del humor. Un desconocido para muchos, pero un humorista de culto para muchos otros, con una carrera que ha tocado muchos palos, pero principalmente se ha visto ligada a la radio, un medio tan particular y maravilloso en el que ha podido desarrollar la esencia de su humor.


LOS INICIOS  

Y es que antes que humorista, Juan Carlos creció siendo una persona radiofónica. Ortega confiesa que de pequeño fue un niño raro y distinto, algo poco sociable y que no destacaba en nada, pero con un gran mundo interior. En esa época se refugió en la radio, medio por el que siente una profunda pasión desde su infancia gracias a su madre, queriendo desde siempre formar parte de él. Así tras finalizar sus estudios en una escuela de radio de Barcelona, comenzó como guionista con tan solo 18 años del programa 'La Bisagra' en Radio Nacional de España que conducía un joven Xavier Sardá a finales de los ochenta. 
El joven Ortega quería ser un locutor como aquellos que había escuchado y admirado siempre, sobre todo al  mítico Luis Del Olmo, pero sin embargo, nunca supo tomársela en serio, seguramente por el respeto que le daba el propio micrófono, y se dio cuenta que si no podía hacerle justicia, si podía parodiarla. Y así es como nació el cómico.



Tras esta primera incursión, el joven Ortega comenzó a trabajar en su hogar y sin ánimo de lucro en una pequeña radio del barrio barcelonés de Gracia en el programa 'El Cementerio', creando su propio material, imitando voces y desarrollando sus primeras historietas disparatadas, todas relacionadas con la radio. Cuando unos años después Sardá fichó por la Cadena Ser para presentar el conocido magazine de tarde 'La Ventana', éste se enteró del nuevo material de Ortega y le llamó para hacer una colaboración en el programa con sus gags. El resultado fue tan satisfactorio que cuando el presentador abandonó el programa para marcharse a la televisión, la cadena mantuvo su confianza en él y continuó haciendo su sección humorística durante varios años, a la vez que colaboraba en los programas de Julia Otero y Jesús Quintero en Onda Cero.

Habiéndose hecho ya un nombre como cómico en la radio nacional, Sardá le llamó en 2003 para que volviera a colaborar con él, esta vez en el mítico y exitoso late night de televisión 'Crónicas Marcianas', con el que se dio a conocer a otra parte del país.

En los últimos tiempos ha compaginado sus colaboraciones en el programa de RNE 'No es un día cualquiera' de Pepa Fernández con su propio programa en la Cadena SER, 'Las noches de Ortega', dónde cada semana explota toda su genialidad con las historias más delirantes, además de su espectáculo teatral titulado 'Relatividad General'




UN ESTILO ÚNICO

El humor de Ortega destaca por no parecerse al de ningún otro de los humoristas referentes de este país, un humor inspirado en el estilo de Faemino y Cansado y en las voces míticas de personajes humorísticos de la radio (como hacía el propio Xardá o en su día Elvira Lindo con 'Manolito Gafotas'), formando un conjunto con un estilo único en su especie, llegándose a calificar en ocasiones de metahumor. Sus historias se componen de pequeños gags llenas de humor absurdo, irónico y surrealista.

Sus sketches están construidos de distintas formas, pudiendo ser una entrevista a una supuesta tonadillera con salud delicada en mitad de una tormenta, un programa radiofónico de llamadas clásico con unos oyentes muy particulares, la presentación del nuevo disco de un cantautor que odia a los hombres, o un viaje al pasado en el que una especie de Luis del Olmo presenta un programa clásico con las rarezas actuales de las personas, todo guionizado a la perfección y con una preproducción detallista, donde destacan esas voces de ancianos llenas de curiosidad y poca vergüenza, que por si alguien no lo sabe a estas alturas, y esperemos que con esto no le fastidiemos la magia de la radio, interpreta él mismo de forma magistral. 
Así lo que en realidad es una conversación de Ortega con sus diferentes personalidades, se convierte en un auténtico programa de radio para el oyente. A la hora de crear sus historias, el cómico se basa en lo cotidiano, teniendo el amor, la muerte, la tristeza o el sexo como algunos de sus temas habituales, añadiendo en ocasiones su interés por la ciencia y últimamente también tocando algo de política, pero siempre desde una perspectiva muy distinta a como lo tratan el resto de humoristas. Abajo un ejemplo de uno de sus mejores sketches y una demostración de su variedad de voces:




UN HUMOR MUY RADIOFÓNICO


Y es que a pesar de haber tonteado con otros medios como la televisión o incluso últimamente el gráfico en El Periódico de Catalunya (dónde también publica artículos de opinión desde hace unos años), su humor encaja mucho mejor que en ningún otro sitio en el medio radiofónico. Antes de sus colaboraciones en 'Crónicas Marcianas', Ortega ya participó a comienzos de siglo en los programas 'La escalera mecánica' de TVE y en 'Vitamina N' de la cadena local barcelonesa City TV, y tras su andadura en el programa de Sardásiguió participando en televisión con una sección en el programa 'Channel nº 4', presentado por Ana García Siñeriz y Boris Izaguirre de la cadena Cuatro, llegó a tener su propio Late Night en la cadena llamado 'La noche americanay hasta hace poco ha colaborado en el programa 'Late Motiv' del humorista Andreu Buenafuente en Cero. 
Sin embargo, los gags que realizaba y realiza en la pequeña pantalla no funcionan tan bien ni son tan brillantes, y su propio programa apenas duró seis emisiones, a pesar de que no le faltaba calidad (se puede rescatar en Youtube) si lo comparamos con la mayoría de programas de la televisión nacional. Esto se debe a que el humor de Ortega está muy hecho para la radio, dónde tiene el control total de su trabajo y puede preparar mejor la ficción que nos va a vender como realidad de forma muy personal. El cómico exprime todas las herramientas y características que tiene este medio sonoro y las pone al servicio del humor y del chiste. 




Un humor basado en la imaginación, la originalidad y la dura metodología por el que consiguió el Premio Ondas en 2016 a toda su trayectoria, un premio con el que había soñado desde bien joven. Pero no solo de humor vive este curioso personaje. Y es que aparte de su labor humorística, otra de sus grandes pasiones siempre ha sido la ciencia y la divulgación científica desde que se vio fascinado por el tema gracias al visionado de la serie clásica 'Cosmos'de Carl Sagan, y por ello ha presentado la sección de ciencia en 'No es un día cualquiera', y el espacio 'Historia de la ciencia' en el programa 'La noche en vela', también de RNE (siempre desde su sentido del humor, porque este hombre no puede tomarse nada en serio). En el apartado editorial, además de publicar un texto sobre la figura del humorista Miguel Gila, varios ensayos que reflexionaban sobre temas de la humanidad con su particular sentido del humor como 'Buenos días Sócrates', 'Morirse es una mierda' o 'Cómo superar las penas de amor con Newton' entre otros, ha publicado el libro de divulgación científica 'El universo para Ulises', un libro donde explica la historia de la ciencia a su hijo para cuando sea mayor. Además, en televisión ha presentado durante muchos años el programa de divulgación cultural 'La mitad invisible', de Televisión Española, donde en cada capítulo se analiza una obra de arte para hablar de esos aspectos más desconocidos de ésta.

Como ven Ortega es una persona muy particular. Un bicho raro con un humor adorado por unos e incomprendido por otros, alguien que detesta el humor cruel y el ir de incorrecto por la vida pero a la vez es el menos correcto y común de todos. Una persona con la que gracias a sus trabajos podemos conocer algo de su retorcido universo interior y alguien que ha demostrado que el humor y la radio no solo no han pasado de moda, sino que pueden ser los socios perfectos para provocar en el receptor un rato de alegría y diversión.

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