Los tebeos son una de las máximas esencias de la cultura popular de nuestro país, consumido por gran parte de las clases populares. El tebeo nació a principios del siglo XX, con publicaciones como Monos (1904-1908), Patufet y Virulet (1904-1938), Dominguín (1915-1916), TBO (1917-1939), Pulgarcito (1904-1908), La Risa Infantil (1924-1937), Pinocho (1925-1931), Gente Menuda (1928-1936), Pocholo (1931-1937) o Mickey (1935-1936) y la revista de Tim Tyler (1936-1938).
También hubo tebeos ideológicos para intentar adoctrinar a los más pequeños, como podía ser Flechas y Pelayos (1936-1949).
El mejor momento de la industria española de los tebeos se sitúa entre inicios de los años cuarenta y finales de la década de los cincuenta, cuando se publican más cantidad de títulos, algunos de ellos durando muchos años y con tiradas de cientos de miles de ejemplares.
Aquí llegarían la segunda etapa de TBO (1943-1952) y Pulgarcito (1946-1981), Mis Chicas (1941-1950), El Coyote (1947-1953), Hazañas Bélicas (1948-1958), Jaimito (1944-1982), DDT contra las penas (1951-1966), La Risa (1952-1962), Pumby (1955-1984), El Capitán Trueno (1956-1968), El Jabato (1958-1966), DDT de Bruguera (1967-1978) o Paracuellos (1976-1977).
Desde la posguerra y a excepción de aquellos publicados por entidades oficiales o personas afines al régimen como hemos nombrado antes, la gran mayoría de tebeos tuvieron que sortear la fuerte censura previa para ser publicados. A partir de 1955 el estado se dio cuenta de la influencia que podían suponer estas publicaciones para los más jóvenes y se crearon comisiones de seguimiento de las publicaciones infantiles y juveniles. Pero por encima de la censura y del control de las viñetas, los tebeos se instalaron en todas las casas, sin diferencia de clase social, credo o ideología política.
La mayoría de nuestros tebeos son una muestra de la evolución del medio como de los usos y costumbres sociales. De las aventuras de piratas y épicas medievales a historias románticas o a las historietas de humor, con la factoría Bruguera como gran estandarte. La mayoría de las publicaciones llegaban de Valencia y Barcelona. De la mano de creadores inquietos, los tebeos fueron la vía de escape y el producto de evasión perfecto para millones de lectores y lectoras que se criaron con esas historias.
La exposición se ha estructurado en tres partes claramente diferenciadas. Una cronología, dónde se sitúa la progresión de la industria como su entorno histórico (aunque yo personalmente echo de menos más información sobre esto y sobre la historia de las revistas), el apartado Géneros, personajes y autores, que repasa los géneros de la historieta española, los suplementos como Gente Menuda y los cómics producidos por las agencias españolas como Histograf, y la tercera parte, intimidades del tebeo, dedicada a la confección y formatos de los tebeos, los almanaques, las ediciones españolas de tebeos extranjeros, las novelas gráficas, el boom del cómic para adultos como Drácula, El Papus o El Jueves y aquellos tebeos que han calificado como raros, básicamente por tratarse de ediciones singulares, minoritarias y de corta vida.
Aunque siempre se puede pedir más cosas, como más información sobre la propia historia Una exposición bastante completa sobre la historia de uno de los productos culturales más importantes de la cultura española y que está grabado en el recuerdo de cualquier persona nacida en el pasado siglo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario